jueves, 6 de diciembre de 2012

FUNDACIÓN DE QUITO

 
En la memoria colectiva, la fundación de Quito se remite a los tiempos legendarios de Quitumbe y sus primeros habitantes los Quitus, que más tarde se fusionaron con los Caras. La historia de Quito no empieza ni termina con la llegada de los conquistadores españoles, cuya presencia, a no dudarlo, constituye un importante hito en el curso de la milenaria trayectoria vivida por nuestro pueblo.

Inmediatamente después de la victoria del Soberano quiteño Atahualpa sobre los Incas, llegaron a Cajamarca los conquistadores españoles dirigidos por Francisco Pizarro y Diego de Almagro.

Uno de los miembros de la expedición fue Sebastián de Benalcázar, nombrado Teniente de Gobernador de San Miguel de Tangarara próximo a Túmbez, quien pronto se informó sobre la famosa ciudad de Quito así como las noticias sobre el viaje de Pedro de Alvarado desde Guatemala. Esta dos referencias indujeron a Benalcázar a dejar San Miguel y encaminarse hacia el norte a la cabeza de unos doscientos soldados.

A marchas forzadas avanzó por el callejón interandino; en el camino estuvo a punto de ser derrotado por los bravos defensores de Quito liderados por Rumiñahui, quienes no lograron vencerlo a causa de una erupción volcánica, que desarticuló la acción indígena.

En medio del desconcierto Rumiñahui ordenó arrasar la tierra, incendiar la ciudad y esconder sus tesoros, de tal forma que Benalcázar solo encontró cenizas y avanzó hasta Cayambe donde saqueó un templo.

El 12 de julio de 1534, Diego de Almagro desde Quito ordenó a Benalcázar reintegrarse a la disciplina de las huestes conquistadoras. Retornaron hacia el sur y juntos en agosto de ese mismo año acamparon en la llanura de Riobamba o Riobamba a orillas de la laguna de Colta, donde el 15 de agosto de 1534 Almagro fundó la ciudad de Santiago de Quito, como acto de conquista para consolidar sus derechos frente a la presencia de Pedro de Alvarado.

A punto estuvieron de enfrentarse y combatir las tropas de Almagro contra las de Alvarado, más el buen juicio evitó derramar sangre y tras un acuerdo quedaron en paz. Poco antes de regresar al Perú para hacer efectivo el convenio, el viernes 28 de agosto de 1534, Diego de Almagro funda una nueva ciudad, a la que pone por nombre San Francisco de Quito, para que sea instalada en la ciudad indígena de Quito, ubicada a unas treinta leguas de distancia.

Con el propósito de establecer la nueva ciudad, su primer Alcalde ordinario Juan de Ampudia partió hacia el norte, y poco después, el 8 de septiembre, con similar propósito también se encaminó hacia ella Sebastián de Benalcázar.

Ampudia dirigió los trabajos de reconstrucción de la capital de los Shirys. Benalcázar llegó a Turubamba el 4 de diciembre y luego de descansar un día, el domingo 6 de diciembre de 1534 hizo su entrada a Quito y de inmediato dispuso que el escribano Gonzalo Díaz de Pineda notifique a los alcaldes para proceder a instalar en debida forma el Cabildo de la ciudad.

Así, conforme las actas y la minuciosa recapitulación hecha por el Dr. Ricardo Descalzi en su obra "La Real Audiencia de Quito claustro en los Andes", el 6 de diciembre de 1534 Benalcázar instaló la ciudad de San Francisco de Quito, fundada el 28 de agosto del mismo año por Almagro.

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